El retrato como denuncia

Alfred Eisenstaedt fue uno de los fotógrafos y periodistas que se destacó por capturar imágenes con rapidez y flexibilidad. Las imágenes de Alfred se fundamentaban en la luz natural, le gustó trabajar utilizando cámaras pequeñas de 35 mm lo que le proporcionaba velocidad y comodidad a la hora de retratar a sus modelos, esto hacía que se sintieran cómodos, relajados y así transmitir sus personalidades de manera sincera y espontánea. 

Una de sus fotografías icónicas El beso de la Victoria, es sin duda una foto que siempre recordamos cuando hablamos de Alfred Eisenstaedt, fue tomada en 1945 en Time Square en la ciudad de Nueva York, el día cuando Estados Unidos comunican el fin de la Segunda Guerra Mundial. Esta foto muestra a un marinero abrazando y besando apasionadamente a una mujer, vestida de enfermera. Algo importante que dejó pasar Eisenstaedt, es que sólo capturó el momento donde las personas reaccionaron eufóricos por la noticia y omitió solicitar detalles de los sujetos retratados.

Esto ha sido motivo de controversia por años, provocando falsas afirmaciones y especulación sobre la identidad de los allí fotografiados. Desde entonces, han escrito mucho sobre esta foto y todo el misterio que hay detrás de ella, una de sus historias verdaderas y confirmada por el fotógrafo Victor Jorgensen, quien también los fotografío desde otro ángulo, es que el marinero iba besando a todas las mujeres que pasaban delante de él. Y para poder conocer la identidad de los fotografiados tuvo que pasar muchos años.

Sin embargo, hay una frase de Alfred Eisenstaedt que me gusta mucho pues es la clave para comprender la razón principal del por qué fotografiamos y sobre todo de un buen retrato. Eisenstaedt dijo “es más importante hacer “clik” con la gente que con la cámara”, esta frase la mencioné en mi programa de radio el pasado sábado 29 de febrero, durante la entrevista con el fotoperiodista Daniel Hernández, quien está trabajando en el proyecto personal titulado Las caras de la crisis.

Así como muchos reconocidos fotógrafos venezolanos, Hernández aprendió de otros colegas consagrados en el medio, quienes los aconsejaban, sobre todo a cómo moverse en la calle y capturar una buena foto. A Daniel le gusta fotografiar la calle y aprovechar todas las oportunidades que ella ofrece. Le encanta el retrato, para él comunica a las personas la identidad de cada quien, dentro de la familia y la sociedad “es el retrato es la cara de lo que somos”, comentó.

A propósito de este encuentro con Hernández, quiero mencionar 2 claves esenciales, desde la óptica de mi entrevistado, para realizar un excelente retrato.

No invadir el espacio. Cuando estamos fotografiando a un sujeto en la calle, es importante manejarnos con cuidado. Sé que la inmediatez por capturar el momento nos hace olvidar ciertos criterios, como es el respeto y la moderación. Aunque no tengamos malas intenciones, a veces observo fotógrafos disparar sus cámaras a personas en todo su rostro, sin pedir permiso. Es irrespetuoso cuando abordamos a un sujeto y sin su consentimiento lo fotografiamos. Daniel nos comentó que está realizando un nuevo proyecto enfocado en situaciones de la calle, “trato de no invadir el espacio, si me dan el espacio me acerco más y si podemos tener la oportunidad de platicar, disfruto la plática, hago la fotografía, y tomo la historia”, enfatizó.

El retrato como denuncia. La fotografía de calle nos lleva a capturar historias y situaciones en donde la comunidad expresa sus emociones. El retrato es la técnica que utiliza Daniel Hernández para documentar, por más de un año está registrando a través de los ciudadanos las denuncias de los venezolanos en torno a las fallas en los servicios básicos. Pero, sobre todo, las consecuencias que esto implica en las personas más vulnerables como los ancianos y niños. “Esto fue marcando a la gente, en su rostro, como una especie de intranquilidad y preocupación. Tengo una gran cantidad de retratos que me dicen que las personas están tristes en este país, y llevo en mi registro información de esos venezolanos que padecen la crisis. Me interesa tener un registro de lo que está pasando, de esa situación, una muestra que nos diga a todos, esto nos pasó, el venezolano vivió así un tiempo”, comentó.

Siempre he comentado que ahora todos hacemos fotos, pero no todos comprenden la importancia y la responsabilidad de fotografiar. En el caso de Daniel Hernández, la fotografía ayuda con los problemas sociales, porque nos informa, refleja y documenta para la historia sobre lo que está pasando.

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