En la historia del fotoperiodismo encontramos duras verdades por parte de los que ejercen la profesión. Pienso que esta carrera es una prueba de amor por el trabajo, está hecha para valientes, perseverantes y creativos que, pese a los escenarios, buscan capturar y perdurar un trozo de la realidad a través de sus cámaras. El mercado periodístico con la era digital y los constantes cambios en las tecnologías de la comunicación van evolucionando la manera en que se producen, circulan y consumen las noticias.
Los tiempos se tornan cada vez más difíciles, la economía golpea a todos por igual y, los fotógrafos están muy lejos de ser inmunes a la situación. Esto ha provocado que muchos fotógrafos se adapten a las nuevas exigencias, aprendan otras herramientas dentro de la misma disciplina que aporten al ejercicio sin importar los altibajos. No creo en el dicho que todo pasado fue mejor, creo que muchos fotógrafos se las vieron difícil.
El pasado 2 de junio, recordamos una de las fotografías icónicas del reporterismo gráfico venezolano. “El Porteñazo” imagen tomada en junio de 1963 por Héctor Rondón, muestra al sacerdote Luis María Padilla ayudando al militar herido Luis Antonio Rivera, durante los hechos de la insurrección de Puerto Cabello. Sobre el autor, en “70 años de fotoperiodismo en Venezuela”, Elizabeth Fuentes comenta: “Jamás sacaba a colación el santo día en que logró tomar la mejor foto del año 1962. Tuvo que pasar escondido entre los más de cuatrocientos cadáveres que dejó la batalla, sin nada que comer durante los tres días que duró el alzamiento, hasta que finalmente logró llegar a Caracas”.
Sobre el “El Porteñazo”, también tenemos el legado de Luigi Scotto. Sus imágenes muestran movimientos de tropas y vehículos acorazados cruzando por diversas calles de la ciudad de Puerto Cabello. Soldados heridos, muertos y otros en acción de combate. Como confirma el periodista Henrique Rondón Nieto, citado en el libro antes mencionado, Scotto tenía “Un ojo que captaba expresiones que decían mucho más de lo que cualquier mortal percibía”.
«Tuvo que pasar escondido entre los más de cuatrocientos cadáveres que dejó la batalla, sin nada que comer durante los tres días que duró el alzamiento»
Elizabeth Fuentes
Luis Bisbal, es para mí uno de los fotógrafos venezolanos referentes en la profesión. A lo largo de su carrera documentó sucesos y personalidades relevantes, tales como la tragedia de Tacoa, sucedida en diciembre de 1982. Bisbal estuvo ese día ahí, documentando el desastre originado por un incendio en la planta de la Electricidad de Caracas, ubicada en el estado Vargas.
“Un ojo que captaba expresiones que decían mucho más de lo que cualquier mortal percibía”.
Henrique Rondón Nieto
Una de sus fotografías marcó mi memoria para siempre, esta imagen vertical, en blanco y negro, muestra una escena caótica llena de detalles, pero sobre todo destacan las dos mujeres bomberos que realizan labores de rescate, cargan posiblemente un cadáver. De fondo, una inmensa humareda que ha dejado a su paso todo carbonizado. Sin duda, una foto que transmite dolor, miedo y tristeza, al recordar la mayor cantidad de víctimas; habitantes, grupos de rescates y trabajadores de los medios de comunicación, fallecidos en el incendio posterior.
En diciembre de 1999 Vargas se enfrenta a otra catástrofe, pero de fuerza natural, una de las peores tragedias del país: el deslave de Vargas. Poblaciones del litoral central quedaron sepultadas, desapareciendo por completo, aún se desconoce la cifra total de fallecidos. De igual forma, los medios de comunicación estuvieron presentes, mostrando la pasmosa magnitud del desastre. De este suceso, también tengo muchas imágenes tristes grabadas en mi mente. Una de ellas es del reportero gráfico Vicente Correale, un retrato en primer plano de una madre llorando con su hija en brazos, su pequeña le limpia las lágrimas.
“Tú estás equivocado, esa es la foto que dice todo”.
Carlos Hernández
Vicente Correale, como el deportista que llegó a ser, le gusta relacionarse más con el mundo deportivo al momento de fotografiar, sin embargo, tuvo que dejarlo a un lado cuando el Jefe de Fotografía; Carlos Hernández, le pauta ir al Estadio Brígido Iriarte en El Paraíso, para documentar a las personas damnificadas. Sobre la historia detrás de la foto, Correale me comenta durante una entrevista: “Yo prácticamente hacía puro deporte, en asuntos de información general casi no me utilizaban, no porque no sabía, porque no era mi competencia”.
Ese día en las instalaciones, él observa que “estaban inyectando a los niños, casualidad que la señora estaba en la cola con la niña, fue cuando hice la foto. Nunca pensé que esa foto podría tener tantos recursos”. Luego en el diario, su jefe le comunica que ya seleccionaron la foto del día a publicarse en primera página, siendo esta su foto. Esto sorprende a Correale, pues él consideraba que su foto no transmitía o reflejaba lo que estaba sucediendo con la tragedia, a lo que su jefe le responde: “tú estás equivocado, esa es la foto que dice todo”.
En conclusión, vivimos en una era visual, donde la frecuencia en comunicarnos a través de las imágenes es intensa y satura el mensaje. Sin embargo, así como las fotografías de Rondón, Scotto, Bisbal y Correale, estas pueden ayudarnos a centrarnos en los hechos, en su conexión y comprensión.
Muy muy bueno.
Congratulaciones.