La anatomía humana ha sido, desde siempre, motivo de representación y a su vez de estudio en distintos ámbitos como son la filosofía, la sociología, la medicina y el arte. En esta última, el cuerpo humano en las diversas disciplinas artísticas, ha representado un constante redescubrir del mismo, es contemplado y conceptualizado desde distintos puntos; atractivo seductor, de su carnalidad, de su naturaleza, desde su pureza y agresividad, para abordar y plasmar temas como la enfermedad, la muerte, la sexualidad o la violencia.
Los fotógrafos también se interesaron por retratar el cuerpo humano y comenzaron a retratar con gran afán, ejemplo de ello lo hizo el fotógrafo checo Frantisek Drtikol, gran parte de su trabajo lo dedicó al desnudo, enfocado por una decoración donde el cuerpo refleja sus líneas perfectamente estilizadas. The National Gallery of Art considera que Drtikol creó un estilo propio y único en la década de 1920, puramente estético y erótico, influenciado por motivos cubistas y Art Deco. Sobre esto el autor menciona, “Dejo que la belleza de la línea impacte, sin adornos, suprimiendo todo lo secundario […] utilizo el cuerpo como elemento decorativo, situándolo en diferentes entornos y con distinta iluminación”.
Cuando profundizamos en el trabajo de Drtikol detallamos una puesta en escena donde la fusión de modelo, objetos, formas, líneas e iluminación purifican y realzan el cuerpo humano. Esto lo vemos en su imagen “El arco” (1921), aquí un cuerpo esbelto, desnudo y rígido, que abarca todo el encuadre horizontal, descartando manos y pies. Está unido con las curvas sólidas de su base y sombras que la acompañan, conformando un lienzo abstracto. La escritora Carol King sobre esta fotografía comenta que el “empleo de la luz y la sombra realza las formas y los contornos sencillos pero contundentes de esta imagen. El vello púbico forma un triángulo perfecto y el fondo oscuro aparece decorado con un arco y con las formas ovaladas de los pechos”.
Por otra parte, también podemos apreciar una de las imágenes más reconocidas del fotógrafo Emmanuel Radnitzky, mejor conocido como Man Ray, “El violín de Ingres” (1924). En esta foto en blanco y negro y totalmente surrealista, donde la realidad es manipulada. Ray convierte el cuerpo de su musa y amante Alice Prin en objeto. La mujer de espaldas al espectador, oculta sus extremidades con el fin de ser percibida como un instrumento, un objeto, no como un cuerpo humano. Otro motivo por el cual se ocultan los brazos y piernas de la modelo, es simular la figura femenina a las curvas de un violín, con la simbología de actos amorosos a través de la música.
Según la especialista en arte ruso Anne Bracegirdle, en “Fotografía toda la historia” menciona que los huecos del violín pintados en la cintura de su modelo “las curvas del cuerpo e intensifican la carga erótica de la imagen”. Con toda razón Man Ray dijera, “Si no fuera por el hecho de que la fotografía me permite apoderarse y poseer el cuerpo y el rostro humano de una manera más que temporal, rápidamente me habría cansado de este medio”.
En un contexto un poco más actual, en donde la definición de arte se disuelve cada vez más, la fotografía que tiene como protagonista al cuerpo humano, por lo general, se va distorsionando el desnudo artístico y se le relaciona con fines oscuros: pornografía o comercio.
Sin embargo, existen artistas reconocidos, que implementan en sus obras el desnudo como denuncia, con una visión mucho más amplia y enriquecedora, como son los desnudos masivos del fotógrafo estadounidense Spencer Tunick, quien se caracteriza por reunir a multitudes de personas desnudas en sus proyectos. En esta oportunidad no se dejó afectar por la pandemia y el distanciamiento social. Su recién trabajo titulado “Manteniéndonos separados juntos” nos muestra imágenes en su cuenta personal en Instagram, que tomó durante sus videoconferencias con los modelos.
Según Tunick, el propósito es mostrar que hay distintas maneras de estar unidos de manera virtual como espiritual, en momentos críticos y de aislamiento. “Creo que como fotógrafos y artistas trabajando con grupos de gente, necesitamos aprender cómo adaptarnos y no vernos sofocados por las limitaciones de este complicado momento”, dijo Tunick en un artículo para el Heraldo.
Indistintamente como se representa el cuerpo humano, lo más importante es tener como factor común el respeto espiritual y material, a lo que al final, es la representación más natural de nosotros mismos.
Muy interesante y descriptivo
artículo. Felicitaciones.