La identidad en la fotografía

Por décadas hemos intentado explorar por medio de la fotografía cómo nos vemos a nosotros mismos como personas, al igual de cómo nos percibimos a comparación con los demás. Expresamos nuestra personalidad y los rasgos que nos diversifican, a su vez consideramos las relaciones grupales que pudieran definirnos como parte de una sociedad.  Las maneras típicas de expresar nuestra forma de ser, es a través de cómo escogemos la ropa y marcas que luego usaremos, el peinado, el color de cabello, los accesorios, el maquillaje, los tatuajes, piercings. Otros poderosos aspectos que reflejan y marcan nuestra identidad, es el origen étnico, el idioma, la raza, la religión y la profesión, entre otros.

En la fotografía, se ha estudiado la identidad a través del retrato y autorretrato. Esta práctica fotográfica toma auge en la década de 1980, aunque sabemos que, desde los inicios de la misma, podíamos observar cómo se vestían las personas, entender cómo era las tertulias en los cafés, en los mercados y calles, hasta los modelos de carros que se usaban para entonces. De manera que no podemos limitarnos únicamente a un periodo en la fotografía para ver en detalle como muchas personas comienzan a analizar su personalidad y la dan a conocer de forma colectiva, mostrando sus propios estilos, así como también las nuevas corrientes de comunidades que se estaban conformando en cada época de la historia fotográfica.

El fotógrafo, de origen camerunés Samuel Fosso, inició en 1975 durante la adolescencia su propio estudio. Sin proponérselo creo una serie de autorretratos disfrazado, después que terminaba su jornada con los clientes se disponía a crear escenarios de ambientes extravagantes y cosmopolita. “El comisario y crítico nigeriano Okwui Enwezor ha comentado cuán adelantada fue esta visión: Es una extraña antelación de las convenciones fotográficas posmodernas, reconvirtió su estudio en un espacio de autoimitación, idealización y teatralización”. Las imágenes que Frosso había realizado era su manera de expresarse individualmente, fue en 1994 cuando se da a conocer su trabajo, en el cual destaca el exagerado uso de la moda y su influencia en la cultura africana.

La llegada de los teléfonos inteligentes, y la democratización en la práctica fotográfica moderna, ha contribuido a que sea una tendencia dominante los selfies, clave para abordar el tema de identidad. El diccionario de Oxford, define “Selfie, como una fotografía que se ha tomado de uno mismo, generalmente una tomada con un teléfono inteligente o cámara web y cargada en un sitio web de redes sociales”. Sin duda alguna, por medio de esta tendencia mundial de fotografiarnos, mostramos cada vez más nuestra identidad, personalidad, lo que somos. Aunque, algunas investigaciones han reflejado que, abusar de esta técnica fotográfica y el compartirla por redes sociales dice mucho de nosotros en cuanto ego y autoestima.

La identidad en la fotografía aborda la lógica entre privacidad, exposición e intimidad. Nos exploramos constantemente, y cómo nuestro ser se relaciona de manera colectiva, grupal. Observamos fotografías de jóvenes universitarios, en proceso de formación de identidad, la cual muchas veces, se ve influenciada por la dinámica social del grupo y afectada por el entorno como conexión.

Qué más puedo decir, una prueba fiel es aquella fotografía que muchos se han llevado como recuerdo al partir de nuestra querida Venezuela, que refleja nuestra profunda identidad con nuestros orígenes. Así lo expresó Carlos Cruz Diez en una entrevista que le hiciesen en el portal Frame, en memoria del colorido legado del artista, aquí la periodista Anna Sasom le pregunta: “¿Qué trabajo te enorgullece más?

Aditivo Color Ambiente [1974] – en la sala principal del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en Maiquetía, Venezuela – se ha convertido en un símbolo de la diáspora venezolana. Todos los días, miles de personas son fotografiadas mientras se mueven a lo largo de la colorida pasarela o hacen selfies que incluyen la intervención arquitectónica. Los jóvenes dedican letras y poemas a la pieza. Se ha convertido en una extraordinaria referencia de identidad. Observo con tristeza los jóvenes talentos que abandonan el país y las fotografías de sus despedidas, con mi trabajo como telón de fondo, como lo demuestran innumerables mensajes y fotografías en las redes sociales. Solo espero que estas imágenes provoquen una reunión en el futuro cercano, cuando regresen a su amado país”.

Aunque muchos fotógrafos se dan a la tarea de documentar las diferencias y cambios culturales, la mayoría de los trabajos abordan fundamentalmente la necesidad psicológica, el tener bien definida la personalidad y la aceptación en los grupos con los cuales se identifican. No podemos dejar de expresar nuestra identidad en cuanto a orígenes y valores poseemos, si con la fotografía nos toca reflejarlo, pues por medio de ella hagámoslo y demos a conocerlo.

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