El perfil del fotoperiodista venezolano

Hace dos semanas en mi programa de radio me abordó un señor para consultarme la diferencia entre un fotoperiodista y un reportero gráfico. Le comenté que es lo mismo, al igual que un periodista que escribe, el fotoperiodista comunica directamente desde la fotografía. Es válido que personas ajenas a esta profesión tengan dudas sobre la misma. Sorprende, enterarme directamente de fotógrafos, que no tengan bien definida su denominación como profesional. En el libro “70 años de fotoperiodismo en Venezuela”, para la época reporteril de Luigi Scotto se comenzaba a considerar novedosa la palabra, así lo menciona: “De todos –y de algunos que no están– aprendí que los fotoperiodistas –término nuevo– piensan en imágenes y los redactores pensamos en palabras y en silencios”.

Desde que incorporaron la imagen en el periodismo como medio objetivo, su participación ha sido fundamental para documentar acontecimientos históricos. Esto no debería cambiar. Sin embargo, observo cada vez con más frecuencia que algunos medios de comunicación no valoran o reconocen la labor de los fotoperiodistas. Subestiman sus requerimientos en equipos u otros instrumentos de trabajo, pero igual le exigen buenas fotos a pesar de las precarias condiciones en que desarrollan su actividad.

Por otra parte, el que quiera estar al día lo hace por cuenta propia. Pues, tampoco reciben cursos de actualización sobre las últimas tendencias y avances tecnológicos, así como diplomas o reconocimientos por la trayectoria que puedan tener en el medio, lo cual para muchos es motivación. Sé de fotoperiodistas que les han impuesto el no aceptar reconocimientos por su carrera, en convocatorias a premios y concursos.

En la actualidad, tenemos una nueva generación de jóvenes fotoperiodistas que se suman al gremio con entusiasmo, pero a su vez considero que algunos carecen de conocimientos plenos de las responsabilidades y riesgos que implica la profesión. No debemos llamarla oficio, aunque sabemos que ciertos reporteros gráficos, se iniciaron primero como mensajeros en la redacción de los periódicos, luego por suplir unas vacaciones o vacante, ingresaron al departamento de fotografía. Para ejercer esta ocupación, antes no era necesario tener una educación universitaria sino la voluntad de aprender, el oficio era aprendido sobre la marcha.

No es fácil ejercer el fotoperiodista en Venezuela. A pesar de ello, estos profesionales se mantienen en pie, dispuestos a reseñar lo que está pasando y llevar la noticia, es evidencia que cuando está la pasión por lo que se hace, el resultado es gratificante. Debido al poder que ejerce la imagen, en oportunidades es visto al fotoperiodista como una amenaza, lo que ha provocado acciones desde muy leves hasta realmente graves, entre otras, la censura a su trabajo, el robo o hurto de equipos y la agresión física. Se trata de un profesional que la inmensa mayoría de las veces, se empeña en ser productivo para beneficio de su grupo familiar, y de la organización para la que se desempeña.

También, tenemos a nuestro favor las nuevas tecnologías y plataformas de comunicación, como las redes sociales, que han beneficiado la profesión para la difusión de contenido sobre el acontecer. Esto ha sido útil y muchos trabajadores del área han comenzado a entender que es necesario actualizarse y ser un profesional integro, competitivo, incorporando nuevas herramientas y ampliando conocimientos, incluyendo otros idiomas. Admiro y aplaudo a aquellos fotógrafos de los medios de comunicación que han comenzado a utilizar en su trabajo formatos de video, comprendiendo que son nuevas tendencias en el uso de alternativas modernas para fotos.

El código de ética de la National Press Photographers Association dice: “Las imágenes fotográficas y de video pueden revelar grandes verdades, exponer irregularidades y negligencias, inspirar esperanza y comprensión y conectar a personas de todo el mundo a través del lenguaje de la comprensión visual. Las fotografías también pueden causar gran daño si son insensiblemente intrusivos o son manipulados”.

Por otra parte, los fotoperiodistas a veces son enviados a puntos críticos donde deben estar conscientes del objetivo y cómo abordarlo mucho antes de ingresar al lugar, así no perderá el enfoque. No podemos caer en provocaciones o permitir ser manipulados. Corresponde también evaluar la seguridad en la calle: es necesario contar con un completo equipo de protección a la hora de cubrir un suceso de alto riesgo: Alimentarse correctamente, hidratarnos y dormir bien nos permitirá estar alertas y no descuidar detalles.

Para finalizar, la importancia del fotoperiodismo en la sociedad no está ligado únicamente a la política, a pesar de que la evidencia fotográfica sea causa principal en la opinión pública y pueda generar consecuencias relevantes para el cambio. La foto periodística es deporte, cultura y mucho más. Las fotos de nuestros fotoperiodistas continuaran tejiendo en la memoria colectiva por generaciones venezolanas.  

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