Una de las propiedades que tiene la fotografía es la de poder transmitir y definir el carácter y el temperamento de las personas. Se trata de ir más allá de los rasgos, del color de la piel, la raza y la edad. En la historia de la fotografía, pueden mencionarse a varios artistas que lograron mediante sus obras ese efecto casi inolvidable para los espectadores, uno de ellos es Yousuf Karsh.
Considerado como el retratista más influyente del siglo XX, Karsh fue un fotógrafo armenio-canadiense que nació en 1908 en Mardín, Turquía y murió en el 2002 en Boston, Estados Unidos. Siendo adolescente, se vio obligado a huir de Turquía debido a la persecución de la que era objeto la población armenia. Junto a su familia llegó a Siria y posteriormente a Canadá, específicamente a la provincia de Quebec. Allí un tío que se dedicaba a la fotografía lo empleó como ayudante y a medida que interactuaba con Karsh, empezó a identificar en el joven, un talento especial. Con la intención de ayudarle a ir más allá, le consiguió en Boston una plaza como aprendiz, con quien también es considerado un prominente fotógrafo, John Garo. Posteriormente Karsh diría que Garo representó la mayor influencia en su vida y su carrera.
Nutrido con la experiencia de haber trabajado con Garo, Karsh a los 23 años regresa a Canadá, y en Ottawa abre su propio estudio. De forma casual, es “descubierto” por el miembro del partido liberal de Canadá William Lyon Mackenzie, quien ve en Karsh un fotógrafo con especial habilidad para los retratos. Podría decirse que se trató de la puerta de entrada al ambiente político, el primero de muchos donde estaría presente, y donde se relacionaría con numerosas personalidades a través de su vida.
Uno de los retratos que precisamente inician su camino a la notoriedad es el que realizó al estadista Winston Churchill, para ese momento Primer Ministro del Reino Unido. Karsh no perdió la oportunidad en absoluto, de retratar a quien era una de las celebridades más reconocidas en todo el mundo, sino que realizó la imagen que sería considerada como una de las más conocidas y reproducidas. En dicha fotografía Karsh haciendo uso del blanco y negro, muestra a un Churchill sereno pero firme, con una mirada intensa y expresiva. La fotografía sería publicada en la revista “Life”. Posteriormente Karsh diría que esa foto le cambió su vida.
Es difícil, sino imposible, lograr seleccionar el mejor retrato realizado por Karsh. En lo personal hay dos que llaman especialmente mi atención. El primero es el que realizó hacia 1949 a Sri Pandit Nehru, Primer Ministro de India y para lo que utilizó gelatinobromuro de plata. Observamos a Nehru de perfil, con las manos cruzadas y apoyadas en el mentón, con un rostro iluminado en la proporción justa y la mirada que transmite un momento de profunda reflexión.
El segundo retrato hecho en 1943 al dramaturgo y crítico irlandés George Bernard Shaw. Karsh lo presenta sentado, con un traje a rayas. La barba blanca cubre el nudo de la corbata, y al igual que un poco abundante cabello plenamente canoso, tienen algo de desorden. Con sus lentes en la mano derecha y el brazo izquierdo apoyado en la silla, Shaw tiene una expresión muy particular entre bromista e interrogadora. Karsh posteriormente comentaría que captó esa imagen precisamente cuando el dramaturgo le comentaba sobre una pícara anécdota en una reciente cena.
A los mencionados, tendríamos que sumarles otros tantos famosos del siglo XX que fueron inmortalizados por el lente de Karsh: Indira Gandhi, Pablo Picasso, Clark Gable, Albert Einstein, Andy Warhol, Humphrey Bogart, Muhammad Ali, John F. Kennedy y su esposa Jacqueline, entre otros.
Karsh también se interesó también en dejar un legado a la fotografía mediante sus libros, y lo que inició con el primero cuyo título es “Face of Destinity” (1946), pasaría con los años a formar un total de veintisiete libros donde se abordan temas desde el retrato, hasta industriales, pasando por religiosos y retrospectivas.
A los 84 años, en 1992, decide cerrar su estudio y retirarse con su esposa Estrellita Nachbar, con quien se había casado treinta años antes. Dejaba para el mundo de la fotografía y los amantes del arte, nada menos que 17.000 negativos de retratos que formaban parte de un total de 370.000.
Fue objeto de numerosos premios entre los que destacan el Master of Photography Award, otorgado en 1990 por el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, una de las organizaciones de más alto nivel y reconocimiento internacional. Se le suma la Orden de Canadá, el Premio de Jerusalén para las artes y las letras (1997), la Medalla de oro al mérito (1991) de la Sociedad Nacional de Artes y Letras de Estados Unidos (1991) y el premio Creative Edge (1989) de Universidad de Nueva York y TIME, Inc.
El cómo sentía Karsh la fotografía se refleja en una de sus más famosas frases “Mira y piensa antes de abrir el obturador. El corazón y la mente son el verdadero lente de un fotógrafo”.