Con seguridad hemos escuchado que las oportunidades se presentan pocas veces y cuando hacen acto de presencia difícilmente las vemos. De ahí viene la metáfora del tren de las oportunidades que pasa una sola vez en la vida y que solo nosotros decidimos si nos damos el viaje o no. Sin embargo, no hay que echarse a morir pues como el mismo refrán reza “Cuando una puerta se cierra, otra se abre”, una frase motivadora que nos ayuda a mantener las esperanzas y perspectiva de encontrar otras oportunidades.
El mundo está hecho de oportunidades ganadas y perdidas y el sol sigue saliendo, continuamos respirando y creando en el entorno en el cual nos desenvolvemos. Infinidades de historias relacionadas sobre oportunidades perdidas en los distintos ámbitos, sean profesionales o personales podemos encontrar, una de ellas es Kodak, es el caso cuando un producto o modelo de negocio no se adapta a las innovaciones.
Sobre ello, Agustín Argelich Casals en su libro “Analizar, actuar y avanzar” reflexiona brevemente sobre la desaparición del carrete de fotos y la actual democratización de la práctica fotográfica, desde la compañía Kodak, pionera de la fotografía de “hágalo usted solo”, en la incapacidad como empresa de reconocer y aceptar la velocidad de los inminentes cambios con la tecnología en la fotografía digital, Argelich menciona que “fue un ingeniero de nómina de Kodak, Steven Sasson, con apoyo de su supervisor Gareth A. Lloyd, quien inventó la fotografía digital en 1975, pero la propia Kodak no supo adaptarse. El problema no fue que no innovaran, sino que no fueron capaces de adaptar su modelo de negocio a las innovaciones que ellos mismos generaban. En vez de adaptarse, dejaron que otros les tomaran la delantera y compitieran contra ellos con sus propios inventos mientras seguían pensando que el carrete y el papel fotográfico se mantendría por siempre jamás”, y agrega “Lo que es indiscutible es que el cambio no va a detenerse ni a disminuir de velocidad, en todos los ámbitos”.
Así como Kodak, en su negación a la fotografía digital, ante una propuesta que no debió haber rechazado, existen muchas otras empresas que son pocas visionarias, exponiendo la incapacidad de reconocer los nuevos y constantes avances tecnológicos, conllevando a la ruina o quiebra total. Seguramente, el éxito en la vida radica en utilizar al máximo los mejores recursos y talentos, además de reconocer cuáles son nuestras debilidades para atacarlas y que no afecten en lo profesional o personal. Adaptación a los cambios en el mercado actual, quizás sea una frase clave.
En la actualidad, algunas universidades, institutos y escuelas están aprovechando estos momentos de cuarentena, y ven la oportunidad de llevar su educación a formato online: eventos de networking, clases educativas o conferencias, estas reuniones abren oportunidades y son algunas de las maneras de mantener el contacto humano e intelectual que tanto hace falta en estos tiempos.
Por otra parte, las oportunidades también se presentan en diversidad de escalas. Podría decir, que vienen de los distintos colores, aspectos, formas, en las circunstancias que menos las esperamos. Hay fotógrafos que poseen una habilidad impresionante en capturar momentos únicos que no dejan pasar, esto lo han llevado a reconocimientos a escala mundial. Como, por ejemplo, Ronaldo Schemidt, fotoperiodista venezolano en ganar el World Press Photo of the Year, por documentar las protestas de Caracas en el año 2017, con la foto del joven José Víctor Salazar Balza encendido en llamas.
Sin embargo, hay casos donde la decisión de no presionar el obturador suele ir más allá de la ética. Es lo que reseña The Guardian en su artículo titulado “Fotografías no tomadas: ¿qué hace que un fotógrafo se congele?” aquí habla sobre el libro de Will Steacy “Photographs Not Taken”, publicado por Daylight, donde Steacy recopiló más de 60 historias de fotógrafos que decidieron no presionar el obturador de su cámara en momentos claves. Es un libro muy interesante donde el mismo autor, lo describe como “una colección de ensayos de fotógrafos sobre momentos que nunca se convirtieron en una imagen». Escribe: «Aquí, el proceso de hacer una fotografía se ha invertido. En lugar de mirar al mundo a través de la lente de una cámara, estos ensayos miran directamente al ojo de la mente para revelar de dónde vienen las fotografías en su forma más simple y primitiva. La idea original», comentó Steacy.
En conclusión, a veces no vemos esas grandes oportunidades que se nos presentan y las dejamos pasar, al enfocarnos en aspectos mínimos, transformamos algo positivo, factible en negativo, perjudicándonos principalmente nosotros. Esto hará que las puertas del éxito se cierren y como profesionales nos estancamos o caigamos en la ruina.