Hablar sobre fotografía callejera (o fotógrafo), es viajar en el tiempo y comprender que la definición de este término ha evolucionado paralelamente con la llegada del medio a las personas en todo el mundo, sin olvidar que las técnicas desde su origen, placas de metal y vidrio, películas y digital, han cambiado y aumentado junto con los avances tecnológicos. Dejando a un lado el documentalismo, la fotografía de calle es reactiva, como género es tan antiguo como el propio medio, documenta a la gente común en la sociedad, la vida cotidiana, la espontaneidad, captura escenas callejeras que posiblemente otros fotógrafos no retratarían, es curiosa y creativa. Encuadre y oportunidad son las palabras claves en este estilo fotográfico, en donde las capturas de imágenes representan un momento decisivo.
Por otra parte, la fotografía callejera también provee un registro histórico de la vida cotidiana, como espectadores podemos viajar en el tiempo a través de ella, seguramente al ver estas fotografías nos invadirán los recuerdos de nuestra infancia jugando en los parques o las calles donde pasamos parte de la vida, momentos inmortalizados en los álbumes fotográficos, son nostálgicos y también permiten reconocer las épocas por medio de la ropa, peinados, modelos de carros, avisos publicitarios, entre otros.
Algunas referencias de fotógrafos observadores y hambrientos en capturar la belleza en lo inusual, fueron Charles Nègre (1820-1880) quien registró numerosas escenas de trabajadores en las calles y mercados parisinos. Eugène Atget, documentó la arquitectura, además de escenas callejeras de París a comienzos del siglo XX. El legendario Henri Cartier-Bresson también fotografío a Francia desde la década de 1930, muy original y de una forma audaz, poseía un instinto y estilo propio, lo podemos ver reflejado en sus fotografías de instantes congelados que para el espectador eran considerados como “momentos fortuitos”. Otra pionera en la fotografía callejera fue Diane Arbus, ella retrató una gran variedad de temas, la belleza de lo infravalorado: grupos marginados, travestis, nudistas, artistas de espectáculos, enanos, entre otros. Annie Leibovitz refiriéndose a Diane “tomaba fotos de personas que nosotros, como sociedad, no queríamos mirar. No es que no quisiéramos mirarlos, ni siquiera los vimos”, comentó.
En cuanto a profesionales locales podemos mencionar a Lenny Ruiz, fotógrafo de calle y documentalista social. La fuerza de sus fotografías desafía y captura de manera discreta y con confianza a sus objetivos, en él no hay cabida del miedo porque disfruta la calle. Con ello libera su estrés, a la hora de trabajar le gusta enfrentarse con un propósito, de esta manera su búsqueda está por encima de la reacción de la gente y del peligro que esto implica. Sus fotografías abarcan tantas temáticas de la sociedad venezolana y otras latitudes, donde narra una historia, nos habla de ese individuo común que realiza su rutina cotidiana en una ciudad anárquica o pasiva, es aquí donde Ruiz la inmortaliza en el tiempo. Constantemente sigue trabajando y experimentando este estilo fotográfico. Para Lenny “la calle es un gran laboratorio, un gran estudio, una gran escuela, una vez que se entiende el festín semiótico que hay en la calle y se mezclan con situaciones, símbolos y lo encuadras de manera que causen emoción o sensación, provocará que el espectador se pregunte qué está sucediendo aquí”, precisó.
Así como Lenny Ruiz, hay evidencia de una creciente generación de jóvenes fotógrafos de calle que están capturando lo urbano y haciendo grandes obras con interés en los seres humanos y su entorno. En Caracas, existen grupos de fotógrafos que realizan recorridos por la ciudad, lo cual representa una alternativa para todas aquellas personas que le apasiona la fotografía callejera, pero que por cuestiones de inseguridad no se atreven a realizarlo de manera individual sino acompañados.
En conclusión, hay muchas razones interesantes para realizar fotografía callejera. Por ejemplo, no es costosa, no requiere de grandes equipos fotográficos, las cámaras pequeñas son más fáciles de llevar a todas partes, puedes ser “invisible” y sentirte seguro a la hora de capturar tus momentos decisivos. Integrarte a la gente y conversar con ellos creará en ti habilidades sociales, no está de más considerar solicitar permiso para realizar un retrato. No caiga en la tentación de revisar constantemente cada fotografía que realiza, esto lo distraerá de capturar otras escenas que estén sucediendo a su alrededor. Otro factor fundamental es pensar la foto, aunque sabemos que para este estilo la inmediatez de capturar el momento es clave, desafíate en aplicar la regla de 36, la cual consiste en hacer 36 fotos, lo que equivale a un rollo de película de 35 mm, mucho antes de la era digital con las cámaras réflex los fotógrafos debían pensar la imagen y por ende ser selectivos con las tomas. Si ellos pudieron tú también, así que piensa dos veces antes de disparar.
Maravilloso articulo, un honor ser mencionado junto a tantos grandes, da cuenta del valor y la seriedad que cada día se le va otorgando al genero «streetphotography» en la sociedad venezolana, a fin de cuentas es un registro de nuestros tiempos que, en el futuro, le hablará a las venideras generaciones de esa sociedad que les precedió.
Interesante tema y que en algunas ocasiones resulta difícil de llevar a cabo y más aún cuando se requiere de un permiso verbal