En este justo momento, varios reporteros gráficos están presionando el obturador de sus cámaras. Son infinitas las fotografías que realizan todos los días en todas partes. Las imágenes de los fotógrafos de prensa son el reflejo de un mundo que late, padece y vive minuto a minuto, resultando para el espectador, que las lee, observa y analiza un destello en la memoria. Basados estrictamente en la ética fotoperiodística, son los medios impresos los encargados, no sólo de publicar las fotografías en sus páginas, sino que también reconocen el poder de las mismas, enfatizando el famoso dicho “una buena imagen vale más que mil palabras”.
El espacio me queda corto si quisiera hacer un recorrido por la historia del fotoperiodismo. Sin embargo, sin ir tan lejos, el mejor ejemplo está en nuestros valientes fotoperiodistas venezolanos, de renombre y de larga trayectoria, quienes han documentado a través de la memoria gráfica nuestra historia.
En esta oportunidad quiero hacer referencia a la exposición World Press Photo 2019, un evento de altísima calidad el cual tuvo su acto de inauguración en Caracas, el pasado 1° de septiembre en el Centro Cultural BOD. Estuvo a cargo de Milagros González, en representación de la Fundación BOD, Marianela Balbi por IPYS Venezuela, Jan-Willen le Grand por la Embajada de los Países Bajos y la curadora Joana Pérez Daza. Se dieron cita un numeroso grupo de amantes de la fotografía y público en general. Su edición número 62, estará disponible hasta el 19 de septiembre de este año.
El Word Press Photo con 64 años de fundada y sede en Ámsterdam, se ha ganado el reconocimiento internacional como una organización independiente y sin fines de lucro, a cargo del que es considerado el mayor y más prestigioso concurso anual de fotoperiodismo. Tiene el nada sencillo trabajo de recibir, analizar y seleccionar miles de imágenes que les son enviadas de diversas partes del mundo, de agencias, fotoperiodistas, fotógrafos y medios de prensa entre otros. Un grupo de expertos internacionales conforman un jurado de 13 miembros que al final determinan los ganadores en 8 categorías: temas contemporáneos, deportes, naturaleza, medio ambiente, noticias generales, proyectos a largo plazo, noticias de actualidad y gente.
En el caso de Venezuela, tiene especial significado entre otras, por dos razones. Se trata de la segunda visita consecutiva que hace a nuestro país y en las ediciones 2018 y 2019, venezolanos han sido ganadores. El año pasado se trató de Ronaldo Schemidt, quien logró el primer lugar como “Foto de prensa mundial del año”, con la imagen “Crisis de Venezuela”, la cual tomó en Caracas durante las protestas que se desarrollaron en el 2017. A Schemidt lo acompañó ese año el venezolano Juan Barreto con la serie de fotografías “El manifestante se prende fuego”, que recibió el tercer lugar en Photo contest, spot news, stories. En el 2019, el fotoperiodista venezolano Alejandro Cegarra gana el tercer lugar de la categoría “Proyectos a largo plazo”, con “Historias de descomposición”, una serie tomada en Venezuela, en marzo del 2013.
No se trata de la primera vez que un venezolano participa y gana, ya que el reportero gráfico Héctor Rondón Lovera en 1962, obtiene el reconocimiento como “Foto de prensa mundial del año”, por la imagen tomada el intento de golpe de Estado conocido como El Porteñazo, esa donde aparece el capellán de la base naval de Puerto Cabello, Luis María Padilla, auxiliando a un soldado herido de muerte por un francotirador. La misma imagen conocida como “La ayuda del padre”, ganaría en 1962 el Premio Pulitzer de Fotografía, uno de los más reconocidos en el mundo.
La exposición consta de 140 fotografías ganadoras que en sus formatos particulares nos permiten hacer un maravilloso viaje que aborda entre otros, lo social, cultural, histórico y artístico, por diversos lugares, así como ser testigos a la distancia de eventos que llamaron la atención de los fotógrafos, y de cierta forma compartir con ellos sus percepciones. Por ejemplo, tenemos la ganadora como “Foto del Año” y que fue tomada en Texas, Estados Unidos en junio del 2018, así como las otras cinco nominadas en esa misma categoría y que corresponden a imágenes tomadas en Zimbabwe, en Colombia, en Turquía, en Chad y en Siria. Abarcan temas sumamente diversos que van desde el manejo de los embarazos en miembros del grupo FARC, hasta el entrenamiento de funcionarios que luchan contra la caza furtiva en parques nacionales en África, pasando por los efectos en civiles de presunto ataque con gas en Ghouta Oriental.
En fin, la exposición me hace evocar a Susan Sontag, quien en su libro “Ante el dolor de los demás”, nos dice: “Debemos permitir que las imágenes atroces nos persigan. Aunque sólo se trate de muestras y no consigan abarcar la mayor parte de la realidad a que se refieren, cumplen no obstante una función esencial. Las imágenes dicen: esto es lo que los seres humanos se atreven a hacer, y quizá se ofrezcan a hacer, con entusiasmo, convencidos de que están en lo justo”.