La semana pasada una amiga, madre de dos niños de 8 y 12 años de edad, me comentaba algo preocupada, que con la llegada de las vacaciones escolares se le dificultaba realizar su trabajo y atender a sus hijos a la vez. Debido a factores económicos no disponía de los recursos como para incorporarlos a un plan vacacional convencional, y dejarlos en casa con juegos electrónicos o viendo televisión, tampoco eran las mejores opciones. Su condición, es algo actualmente muy común en casi todo el país, que requiere de creatividad para considerar opciones que permitan enriquecer el tiempo libre de los niños y jóvenes.
Sugerí la posibilidad de inscribirlos en los cursos de fotografía que se ofrecen en escuelas reconocidas que hay en la ciudad, y que disponen de programas dirigidos a los menores de edad, muchas veces a costos solidarios. Habiendo despertado su interés, una de las varias preguntas que ella realizó a partir del tema y que considero importante fue, ¿Qué aprenderán mis hijos con la fotografía?
La fotografía como actividad para los niños y jóvenes, ofrece una cantidad de beneficios a corto, mediano y largo plazo. Van desde despertar la creatividad, enriquecer la cultura general, sensibilizar ante escenarios rutinarios, incrementar la capacidad de observación, hasta fomentar valores positivos, pasando por considerar a la fotografía como profesión futura.
Las actividades se facilitan debido a que existen numerosas opciones de equipos con costos sumamente accesibles y en formatos con los cuales en muchos casos ya están familiarizados los jóvenes. Es así como en casa se puede “descubrir” la cámara en buen estado que ha permanecido en una gaveta olvidada, el equipo que un familiar puede facilitar o el teléfono celular con características nada despreciables.
La actitud positiva de los padres y el incentivo a desarrollar la creatividad empieza entonces a jugar un papel importante. Se diseñan proyectos que pueden nacer desde las escuelas o instituciones antes mencionadas o desde el grupo familiar. Es sorprendente como lo que a primera vista son temas rutinarios se convierten en fuente de originales y enriquecedoras propuestas. Incluso, para el niño es la oportunidad de desarrollar la imaginación mediante contenidos que ya son de su interés como lo pueden ser deportes, súper héroes o intérpretes musicales.
La fotografía tiene la maravillosa propiedad de facilitar su interacción con otras artes y generar obras como, por ejemplo, composiciones (collages) para los que no son necesarios materiales de alto costo. Es interesante conocer como las interpretaciones de los niños, el cómo ven el mundo, se puede ver plasmado a través de sus fotografías. Incluso, profesionales estudiosos de la conducta humana, recurren a las imágenes capturadas, como una de las opciones que les permitan analizar el comportamiento de los niños.
Hay familias que se han alineado para en conjunto incentivar las actividades fotográficas, intercambiar equipos y materiales, identificar áreas y realizar recorridos por las mismas. Esto no sólo facilita aspectos logísticos básicos, sino que fortalece la comunicación, amplía el conocimiento del entorno y cultiva la tolerancia, al compartir, considerar y argumentar diversos puntos de vista. Por otra parte, cuando se hace un inventario previo y se identifican algunas limitantes, las mismas deben asumirse como una oportunidad para que la capacidad de adaptación y el logro de los retos se hagan presentes
Una vez realizadas las fotografías, se pueden efectuar con amigos y familiares, mini exposiciones digitales, lo que ahorra costos de impresión, permite utilizar los equipos de computación disponibles e incluso ampliar las imágenes para destacar detalles y analizarlos. Estas actividades no sólo son una oportunidad de reconocimiento para con los pequeños, sino que genera un efecto de contagio que suma participantes y amplía el alcance de las relaciones.
La ayuda de los adultos no está condicionada a ser un experto en el tema, ya que existen numerosos documentales y videos que en términos sencillos y en formas muy amigables, orientan sobre diversos aspectos de la fotografía para aquellos que se inician.
Hábitos positivos se desarrollan alrededor de la fotografía por la naturaleza misma de la actividad. Por ejemplo, la disponibilidad de luz en ambientes naturales, induce a la administración del tiempo. La creación y clasificación de portafolios digitales fomenta el orden, la búsqueda de nuevos escenarios aumenta la curiosidad y la innovación, y la creación de equipos de trabajo fomenta el liderazgo participativo.
Ante situaciones particulares de nuestro entorno más allá de la duración de las mismas, el superarlas con éxito depende en gran medida de la actitud que asumamos y de la posición ante nuevas opciones. La fotografía es una oportunidad que se nos presenta no sólo para atender una necesidad puntual de los niños, sino para contribuir a su crecimiento como ciudadanos.