En el gremio de la fotografía, una de las personas que más admiro por su humanidad, sencillez y profesionalismo es a Luis Bisbal, y no sólo por su labor como reportero gráfico sino porque fue mi jefe y a su vez una gran escuela para mí. Otra de sus valiosas características es su capacidad de acordarse de momentos históricos con gran exactitud. Sorprende pues, escucharlo narrar sus hazañas y de cómo logró cierta imagen. Pero esto no sucedía únicamente con sus fotos, sino que también conocía la historia detrás de las imágenes de sus otros compañeros fotógrafos, las describía con facilidad y precisión. Sin duda alguna, siempre consideré que Bisbal tiene memoria fotográfica, esa habilidad de ver las imágenes en su mente mucho después del evento.
Según Larry Squire, profesor de psiquiatría, neurociencias y psicología en la Universidad de California: “La memoria fotográfica es un término utilizado a menudo para describir a una persona que parece capaz de recordar información visual con gran detalle. Así como una fotografía se congela por un momento, la implicación para las personas que creen tener memoria fotográfica es que pueden tomar instantáneas mentales y luego recordar estas instantáneas sin error. Sin embargo, la memoria fotográfica no existe en este sentido”, dice.
La memoria fotográfica está relacionada entonces con el funcionamiento del cerebro y la inteligencia. Es toda aquella información que procede de nuestro cuerpo y entorno que nos rodea, que recibimos a diario y procesamos gracias al cerebro. Por años los científicos, se preguntan si realmente existe la memoria fotográfica y están estudiando a estas personas que consideran poseerla, algo que aún no han podido comprobar.
En la actualidad, estamos tan concentrados en hacer fotografías constantemente con los teléfonos inteligentes que no nos ocupamos en detenernos y disfrutar el momento. Esto está cambiando y afectando la manera en que funcionan nuestras mentes y las maneras de enfocar los pensamientos. Es tan importante la preservación de nuestros recuerdos, que algunas personas están usando la fotografía de mala manera, usan sus teléfonos para hacer fotos y ahí se quedan. Muchos consideran que la tecnología afecta los recuerdos, concentración y nuestra memoria fotográfica.
Investigadores relacionan que sacar demasiadas fotografías limita nuestra capacidad de recordar detalles de ese momento fotografiado posteriormente. La profesora de psicología, Linda Henkel menciona: “Tratamos la cámara como una especie de instrumento de memoria externa. Tenemos la expectativa de que la cámara va a recordar cosas por nosotros, por lo que no tenemos que seguir procesando ese objeto y no hacemos el tipo de cosas que nos ayudarían a recordarlo», dice Henkel
Al contrario, se aconseja que las personas que tienen déficit de memoria a consecuencia de una lesión o enfermedad neurológica, el practicar hacer fotografías constantemente le resulta beneficioso y terapéutico debido a que estimula los recuerdos, confiando así en su memoria.
En el libro “El alma está en el cerebro” de Eduardo Punset, el autor le dedica un capítulo a las interesantes investigaciones que ha llevado a cabo el famoso neurólogo Oliver Sacks. Sobre la memoria fotográfica el doctor considera: “Si tuviéramos memorias fotográficas, las cosas resultarían más fiables, pero seríamos como máquinas”.
De hecho, esto me recuerda una respuesta de Joan Foncuberta cuando le consultan ¿qué viene después de la fotografía digital?, dice: “Una de las capacidades que tendremos será la de poder registrar imágenes con nuestros propios ojos y tener unos apósitos de memoria que serán como discos duros suplementarios para nuestro cerebro. Y con la biotecnología pasaremos a entender la imagen, que siempre hemos considerado como algo exterior al cuerpo, de una forma bien diferente. Ya hay experimentos e investigaciones en universidades y laboratorios que trabajan con el supuesto de proyectar el pensamiento. (…) Si esto evoluciona y se vuelve más sofisticado, significa que esa actividad cerebral visual podrá ser exteriorizada en una pantalla. En un mediano plazo ocurrirá algo fantástico: estaremos en condiciones de proyectar sueños. Entonces, ¿qué será la imagen? Ya no hará falta que esté en un papel: será pura experiencia mental”.
No estoy segura si realmente llegaremos a ser unos ciborgs como dice Foncuberta, espero que no, porque esto limitaría nuestras maneras de comunicarnos y sentir. Por otra parte, ¿Cómo hace Luis Bisbal para tener esos recuerdos tan presentes?, tampoco lo sé. Quizás, el hecho de detenerse y pensar la foto y el leer las imágenes todos los días contribuyó en él a mantener vivos y vigentes sus recuerdos, su memoria fotográfica. Mi consejo: intencionadamente, deje un día su teléfono en casa y regálese, al menos unas horas, de ejercitarse fotografiar con la mente. Estoy segura que no morirá en el intento y su cerebro se lo agradecerá.
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