Trabajó durante 37 años en el campo audiovisual, específicamente en el doblaje de contenido televisivo y cinematográfico en diferentes idiomas. La enfermedad que experimentó lo llevó al arte digital, buscando darle un propósito a su vida y encontrando una forma de expresión significativa. Descubrió en el fotomontaje digital una vía para canalizar y sanar sus vivencias.
– ¿Podría hablarme acerca de su profesión o actividad, sus intereses y aquello que no le agrada tanto?
– Durante 37 años fui un productor audiovisual, dedicado al doblaje de contenido televisivo del inglés y otros idiomas. Mi trayectoria comenzó en Etcétera Group, una empresa venezolana especializada en voz en off al español, traducción de voces y postproducción. De ahí he pasado por varios sitios, incluso trabajé en Miami contratado para eso.
Inicialmente, mi intención era experimentar durante un año, ya que estaba estudiando audio para cine en la Escuela de Arte de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde me especialicé en esa área. Durante la década de los 80, se evidenciaban problemas técnicos de sonido en algunas producciones en los cines del país, y mi búsqueda era aprender algo relacionado con la sonorización. Fue enriquecedor trabajar en ese ámbito rodeado de profesionales apasionados por su labor.
Mis intereses se extienden a la pintura, el dibujo, el cine y tocar la guitarra. Evito hablar de política en mis obras, pero hay momentos en los que no puedo evitar sentir la necesidad de plasmar mi opinión sobre ciertos temas. Me afecta profundamente lo que está sucediendo tanto en nuestro país como en el mundo entero, especialmente las guerras y las amenazas de conflictos nucleares. Me preocupa el poder que algunos individuos tienen sobre otros y cómo esto puede afectar la vida de tantas personas. Incluso he creado algunas piezas en las que he incluido imágenes ocultas de Putin, aunque no es algo en lo que me enfoque en exceso.
– ¿Cómo comenzó a interesarse en la fotografía?
– Crecí en Judibana, un campo petrolero en Amuay, donde mi padre trabajaba en la refinería, y en un lugar con pocas opciones culturales. Sin embargo, tuve la suerte de encontrar una librería que recibía material de Estados Unidos, incluyendo obras de grandes fotógrafos, lo cual me inspiró y motivó a seguir adquiriendo conocimientos y coleccionando revistas de fotografía y arte.
Descubrí mi pasión por la fotografía cuando quise hacer un dibujo hiperrealista y me di cuenta de que necesitaba una referencia visual. Muchas de las revistas que coleccionaba tenían información sobre técnicas fotográficas y aprendí de manera autodidacta. Mi padre tenía una cámara Nikon excelente y solía tomar fotos con ella. Un día, yo también me puse a tomar fotos y él me dijo que tenía buen ojo. Luego, me obsequió su cámara. Después, creé mi propio laboratorio fotográfico, compré cubetas y una ampliadora, y comencé a trabajar de manera analógica. Todo esto sucedió cuando era adolescente.
– ¿Cuál es la razón detrás de que algunas de sus imágenes vayan acompañadas de sonido?
– Lo que hago en fotomontaje, también lo aplico en el ámbito del audio. Me resulta fascinante representar el sonido a través de imágenes, generando ilustraciones sonoras que puedan sugerir el ruido. La idea es que el espectador, al observar estas iconografías, pueda evocar visualmente la sensación de esa cacofonía insinuada. Cada uno interpreta de manera diferente y eso añade un plano adicional a la cantidad de cosas que se pueden significar.
– ¿Cómo define su estilo?
– Me interesa el surrealismo, lo onírico y lo intangible. Me gusta representar algo que va más allá de lo existente. Este enfoque siempre me lleva de vuelta a mi infancia. Desde que era niño, he estado buscando algo que escapa a mi comprensión. Recuerdo que cuando jugaba, tenía fantasías muy particulares en las que me imaginaba reducido dentro de un jardín o una selva. Esta imaginación ha sido una constante en mí y me ha motivado a hacer cosas nuevas y diferentes. Me atrae lo surreal para reinventar la realidad y constantemente he sido seducido por la transición hacia lo desconocido y novedoso. Creo que el surrealismo, definido por estas coordenadas, es lo que mejor puede definir mi obra.
– ¿Ha logrado encontrar aquello que buscaba desde su infancia?
– Hoy en día, he logrado afirmarme personalmente en lo que hago. Desde siempre he seguido mi intuición, aunque a veces no comprenda completamente o no sea plenamente consciente de ello. Desde que era niño, he sentido una pasión por la representación del mundo y cómo se puede plasmar en diferentes formas. Sin embargo, siempre me surge la pregunta de cómo lograrlo, cómo transmitir aquello que quiero expresar. Es un desafío fascinante.
– ¿Podría describir cómo la enfermedad que mencionó previamente impactó su vida y cómo esta experiencia lo impulsó a adentrarse en el arte digital?
– Sí.Debido a una experiencia cercana a la muerte por una enfermedad, me inicié en el mundo del arte digital. Sin embargo, sobreviví y consideré que esto debía significar algo importante. Desde entonces, he estado en una constante búsqueda de darle un propósito a todo. Durante mi recuperación, estuve sometido a medicamentos que me hacían alucinar. Tuve experiencias internas muy profundas y me cuestionaba cómo comunicarlas. A pesar de intentar explicarlo con palabras, sentía que no era suficiente.
Descubrí el arte digital a través del Photoshop. Me interesé en aprender más sobre arte contemporáneo y su integración con la fotografía y el dibujo. Para ello, solía visitar la biblioteca de la Sala Mendoza en la avenida Andrés Bello, que era como un santuario personal.

– ¿Cómo le ayudó el arte a canalizar y sanar las emociones que experimentó durante su enfermedad?
– Mi principal interés en aquel momento fue recuperar mi autoestima y encontrar una forma de expresión significativa. Busqué una especie de catarsis para dar sentido a mi vida y liberar todo lo que no comprendía. Después de muchos desafíos, logré comprender el propósito de la enfermedad que atravesé en 1996. Fue fascinante descubrir en el arte y la fotografía una vía para canalizar y sanar todas mis vivencias. Además, me di cuenta de que tenía talento artístico reprimido, y ser padre me ayudó a mantener los pies en la tierra y enfocarme en lo que realmente importa. El arte se convirtió en mi salvación.
Siguiendo ese impulso creativo, pude materializar mis ideas y descubrí que tenía mucho por expresar. Aunque hasta ahora me considero un artista, no lo soy porque nadie me reconoce como tal. Solo unas pocas personas pueden conocer a Asdrúbal Salazar en este momento.
– ¿Considera que es necesario que otros validen su habilidad artística para que pueda aceptarse a sí mismo como un verdadero artista?
– No, sucede que amigos y familiares me animan a darme a conocer, pero esa no es mi meta. No aspiro a la fama, pero sí deseo ser reconocido, especialmente en mi país y a nivel mundial. Al investigar y observar el trabajo de otros artistas, me cuestiono qué he logrado yo. ¿Por qué solo observo a los demás y no reconozco mi propio valor? Estas interrogantes siempre rondan mi mente.
Afortunadamente, cada día me siento más seguro y confiado en lo que hago. Antes tenía muchas dudas con relación a todo, pero ahora avanzo con determinación. Una característica que me apasiona y se repite constantemente en mi trabajo es la espontaneidad y el azar, descubrir cosas que no fueron previstas conscientemente. Esto es esencial en mi proceso artístico. Dado mi apellido, Salazar, he integrado el «azar» como parte de mi enfoque artístico. No quiero decir que mi enfoque sea completamente impredecible, pero valoro enormemente la posibilidad de descubrir algo inesperado. Siempre me ha fascinado esta idea.
«Me preocupa el poder que algunos individuos tienen sobre otros y cómo esto puede afectar la vida de tantas personas»
– En la actualidad, la inteligencia artificial se encuentra cada vez más presente en distintos ámbitos laborales y profesionales. Me gustaría conocer su opinión acerca de la inteligencia artificial en relación con su trabajo. ¿Considera que es una herramienta útil o más bien lo contrario?
– En mi opinión, la inteligencia artificial desempeña un papel fundamental como herramienta y recurso en mi trabajo. La tecnología nos ha llevado a nuevos horizontes que, a veces, pueden resultar intimidantes o incluso sorprendentes. Sin embargo, considero importante dar cabida a todas las innovaciones. Podemos recordar cuando surgió el CD, los amantes del vinilo nos resistíamos a aceptarlo, pero finalmente accedimos y descubrimos su gran calidad de sonido. Siempre hemos tenido cierta precaución ante lo nuevo, pero el cambio es necesario para crecer y adaptarnos a lo que la vida nos ofrece.
A pesar de ello, me preocupa la posibilidad de que la inteligencia artificial adquiera autonomía y comience a realizar acciones por sí misma sin regulación. Considero crucial establecer una ética sólida en su implementación y respetar la autoría de los elementos. En mi entorno de profesionales del doblaje, nos preocupa el uso de nuestras voces y registros sin autorización. Lo mismo ocurre con ilustradores, diseñadores gráficos, fotógrafos y músicos. El derecho de autor se ve amenazado.
Estamos en una fase de constantes reformulaciones, y eso es algo que valoro de la inteligencia artificial. No obstante, siempre considero que la inteligencia natural debe prevalecer y que las máquinas no deberían gobernarnos. La inteligencia artificial es una experiencia que nos cambiará, pero espero que sea para mejor, y eso dependerá de cómo la aceptemos y regulamos.
– ¿Has experimentado con los nuevos programas de inteligencia artificial?
– No.
– ¿Podría describirme cómo es su proceso de creación?
– En un determinado momento, mi cámara fotográfica se averió y me vi limitado por esta situación. Fue una experiencia frustrante, pero mi deseo de seguir adelante persistía. Lamentablemente, vivo en un país con una economía precaria y no puedo permitirme comprar una nueva cámara a corto plazo. A pesar de ello, decidí aceptar el desafío de seguir creando sin ella y me di cuenta de que podía ser creativo con los recursos que tenía a mi disposición.
Aunque resulte inusual tomar fotos sin una cámara, descubrí que podía crear desde cero utilizando mi computadora en casa. Un lienzo vacío, ya sea en blanco o en negro, se convirtió en un nuevo reto que acepté. Descubrí mi pasión por el montaje digital y, aunque aún no domino por completo el uso de Photoshop, utilizo esta herramienta en su nivel básico para satisfacer mis necesidades. Encontré que podía seguir creando imágenes sin una cámara y el fotomontaje se convirtió en una técnica que me permite explorar nuevas posibilidades de representación y significado cada día.
Como fotógrafo, siempre he buscado trascender o alterar el mero registro documental en mi trabajo. Mi objetivo es intervenir en mis imágenes, modificarlas y crear algo nuevo. Para lograrlo, empecé experimentando con técnicas de fotomontaje y collage analógico, pero pronto descubrí las amplias posibilidades que ofrecía la edición digital. Desde entonces, me he aferrado a esta técnica y he seguido explorando sus límites.


A veces, mis imágenes son tan distintas a las fotografías convencionales que las personas se preguntan si aún se pueden considerar como tal. Sin embargo, para mí, lo más importante es expresar mi visión del mundo de una manera original y creativa. Al observar el resultado final de mi trabajo, a menudo me planteo si las personas lo considerarían como fotografía, dado que no siguen los métodos convencionales o tradicionales.
– ¿Cuáles son los elementos clave para mantener la coherencia fotográfica en los fotomontajes?
– En mi trabajo como fotógrafo, es fundamental lograr que mis montajes no se perciban como tales. Mi enfoque se centra en mantener la coherencia fotográfica en cuanto a la luz, las sombras, las tonalidades y las proporciones. Me esfuerzo por asegurarme de que la fuente de luz sea coherente con la dirección de las sombras y que todo tenga una armonía visual. Aunque ha sido un proceso complejo, busco el desafío de innovar en esta técnica, evitando los clichés como colocar una cabeza de animal sobre un cuerpo humano, algo que considero trillado y prefiero evitar.
Aunque parezca que todo está inventado, me dedico a explorar nuevas formas de crear imágenes, reflexionando y meditando sobre mi obra. Este proceso de creación me ha llevado a experimentar un crecimiento personal y profesional que valoro enormemente. Aunque esta actividad puede ser solitaria, es internamente dinámica y me ha permitido descubrir mi verdadera pasión por la fotografía y el montaje.
– ¿Qué ha descubierto en sí mismo a través de su experiencia artística?
– He descubierto que soy una persona creativa y que poseo una gran capacidad de adaptación a las situaciones. A lo largo de mi trayectoria como fotógrafo, he enfrentado numerosas dificultades y desafíos, pero gracias a mi perseverancia y capacidad para ser resiliente, he logrado superarlos. Al mismo tiempo, he aprendido a ser humilde y sencillo en mi trabajo. No me gusta presumir de mis logros, prefiero que mis imágenes hablen por sí mismas.
Sin embargo, lo más importante que el arte me ha enseñado es a descubrir mi fuerza interior. En momentos difíciles, he encontrado refugio en mi trabajo y en mi creatividad. Para mí, el arte es como una religión, una forma de conectar con algo más grande que yo y de encontrar un sentido en la vida. Estoy agradecido por haber descubierto esto a través de mi pasión por la fotografía.Principio del formulario



– ¿Qué es la fotografía para usted?
– Para mí la fotografía es una boca para mis gritos.
– ¿Cuánto tiempo invierte en la creación de una imagen?
– Al principio, me sumergí en una actividad lúdica donde combinaba elementos fotográficos y buscaba coherencia en la imagen final. Con la práctica, he adquirido habilidades para jugar con la perspectiva, crear luz artificial y generar puntos de fuga. Cada experiencia es como un juego en el que siempre hay algo que ganar. Por lo general, dedico alrededor de 8 horas continuas para dar forma a una nueva creación a partir de un lienzo en blanco. Una vez que siento que he expresado todo lo que deseaba transmitir en la imagen, la dejo en revisión hasta el día siguiente. En ocasiones, tengo imágenes que atraviesan varias etapas de trabajo. Por lo general, logro finalizarlas en un promedio de 8 horas, pero luego las analizo detenidamente para determinar si es necesario eliminar elementos o si hay un exceso de contenido en la imagen.
– ¿Cuándo considera que una obra está terminada?
– Siento que una obra está culminada cuando la imagen me habla, cuando susurra o incluso grita las decisiones que debo tomar. En otras ocasiones, es simplemente por agotamiento, ya que este tipo de trabajo requiere atención minuciosa. La selección de elementos, recortarlos y asegurarme de que encajen en proporción no es una tarea sencilla. A pesar de los desafíos, siempre termino cansado pero satisfecho. Mi proceso creativo sigue un patrón, pero no es inflexible. Siempre permito que el azar intervenga y a través de asociaciones inesperadas descubro que algo extraño pero viable puede surgir. Es en ese momento que considero que la obra está completa.
«Siempre hemos tenido cierta precaución ante lo nuevo, pero el cambio es necesario para crecer y adaptarnos a lo que la vida nos ofrece»
– ¿Qué le llevó a utilizar principalmente el blanco y negro en sus fotomontajes?
– El laboratorio que monté en mi hogar está diseñado para trabajar en blanco y negro, y desde mi infancia siempre he disfrutado dibujar en blanco y negro. No es que tenga aversión al color, simplemente no me resulta tan impactante como el dibujo en blanco y negro. Aunque he experimentado con imágenes a color, no logran cautivarme de la misma manera que el blanco y negro. La gama de grises en el blanco y negro tiene un atractivo especial para mí. Requiere que el espectador invierta parte de sí mismo para comprender lo que se le presenta. No estoy descartando el color en absoluto, simplemente lo veo como una experiencia distinta y no lo considero negativo.
Sin embargo, hasta ahora, he optado por mantenerme en lo monocromático. No puedo predecir qué haré en el futuro. Hay piezas que están concebidas en blanco y negro, pero tienen una versión en color, que es la original. A través de Instagram, he publicado una o dos obras en color, pero siempre existe una versión en blanco y negro. Cuando las observo, el blanco y negro les confiere una dimensión diferente. El color tiene su valor, dependiendo de cómo se aborde.
– ¿Ha considerado al crear su arte la posibilidad de que sea accesible para cualquier espectador o lo ha enfocado hacia un público específico?
– No tengo como objetivo hacer arte para complacer los gustos de todos. Mi enfoque radica en plasmar algo muy personal e íntimo que surge desde mi interior, incluso cuando no logro dominarlo por completo. Exploro cómo puedo revertir esto. El gusto es complejo y cada individuo tiene sus preferencias. Aunque me atrae lo oscuro o «dark», esto no significa que sea una persona mala o que me identifique con el lado oscuro de la vida. Por el contrario, busco la luz y el significado de lo que está oculto en mi ser.
En ocasiones, me cuestiono por qué creo algo tan oscuro y extraño, sabiendo que habrá personas que lo rechazarán y preferirían ver algo más agradable. Incluso intenté realizar obras bonitas de manera sarcástica o irónica, pero eso no surge desde mi interior. Lo que realmente me impulsa es dar espacio a lo que emana de mí y que pueda ser aceptado por otras personas, aunque no me preocupo demasiado por ello.
Me interesa cómo los espectadores interpretan o reinterpretan mi trabajo, más que su opinión al respecto. Me intriga conocer sus reacciones, ya sea de aceptación o rechazo, ya que ambos son válidos y están bien. En general, he recibido más críticas positivas que negativas, pero he notado que aquellos que aceptan mi trabajo tienen una forma particular de ser. Quizás a alguien que prefiera un bodegón con flores no le resulte atractivo lo que hago, pero eso no me motiva. Lo que me impulsa es comunicar y otorgar significado a lo que está oculto en mi interior.
– ¿Cuál es la fuente de inspiración para su obra? ¿Surge de sus sueños o de sus miedos?
– Mi fuente de inspiración proviene tanto de mis sueños como de mis miedos. He observado que muchas de mis obras giran en torno a ciertos temas recurrentes. En particular, una serie fue concebida a partir de un sueño en el que me encontraba frente a piscinas vacías. Movido por la curiosidad, investigué en Internet el significado simbólico de este sueño y encontré información psicoanalítica que resultó fascinante. Decidí llamar a esta serie «La amarga comprensión de estar tan lejos de la verdad «, inspirándome en una de las interpretaciones que encontré en línea. Cada serie tiene su propia identidad y me permite explorar temas que despiertan mi interés.
– ¿Cuál es su método de almacenamiento para sus piezas y cómo está organizado su archivo?
– Está basado en series. En lugar de asignarles nombres, las identifico con un número que refleja la fecha en la que inicié la creación de la obra, incluyendo el día, mes y año. Esta práctica me permite mantener mi archivo organizado de manera numérica y facilita la búsqueda de todas las obras producidas en un año específico.

– ¿Cuántas obras ha creado, las tiene contabilizadas?
– El año pasado realicé un inventario de mis obras y contabilicé un total de 136 fotomontajes. En lo que va de este año, ya he creado 30 nuevas piezas. Además, debo considerar que también he trabajado con audio, lo que suma una cantidad adicional de obras diferentes.
– ¿Cuántas capas puede conformar una obra?
– Trabajo con capas, que son segmentos de imágenes. Utilizo recortes de personajes o tomo la textura de una pared para transformarla y darle perspectiva y espacio. Este proceso implica recopilar elementos de internet y capturar mis propias imágenes para luego conectarlas entre sí. Tengo un amplio archivo de imágenes y, al comenzar un trabajo, puedo partir de una locación o un personaje y comenzar a asociar elementos, teniendo en cuenta la variedad de fuentes disponibles.
Inicialmente, no tengo una idea clara de lo que voy a crear, pero a medida que avanzo, voy comprendiendo que es un trabajo complejo que requiere precisión, organización y estar atento a las nuevas posibilidades que pueden surgir. Es importante integrarlas al trabajo y evitar repeticiones que no funcionen. La apertura al proceso es fundamental. El resultado final es una obra integral que me brinda autenticidad y valor.
– ¿El efecto de romper la cuarta pared está presente en su trabajo?
– Sí, en mis obras siempre busco capturar lo intangible, aquello que no podemos tocar pero que nos conmueve. Es como mirarnos en un espejo, pero a veces la presencia de una cámara nos tensiona, lo cual puede resultar en una imagen fascinante. Me refiero a esa tensión que surge al intentar capturar algo que no es tangible, pero que sentimos en nuestro interior. Por eso, en mi trabajo no busco destacar lo evidente, sino descubrir lo que se encuentra bajo la superficie. Para mí, eso es lo que hace que una imagen sea palpable, que nos conmueva y conecte con el espectador.
– ¿Es el factor humano un elemento imprescindible en todas sus obras?
– Siempre incluyo una figura humana o animal en mis obras, nunca deben quedar vacías. A veces me cuestiono por qué no dejo ese espacio vacío sin la figura, pero siento que algo falta, que no está completo. La presencia de la figura humana o animal aporta un elemento crucial a la composición, establece una conexión con el espectador, brinda perspectiva e incluso puede contar una historia.
«Siempre permito que el azar intervenga y a través de asociaciones inesperadas descubro que algo extraño pero viable puede surgir. Es en ese momento que considero que la obra está completa»
– ¿Qué artistas o fotógrafos fueron una influencia e inspiración en su arte?
– Una de mis principales influencias fue Jerry Uelsmann, un maestro del montaje analógico que tuvo un gran impacto en mi forma de trabajar. También me inspiró Storm Thorgerson, reconocido por sus diseños de portadas de álbumes de Pink Floyd. Otra figura que me impactó profundamente fue Joel Peter Witkin. Además, Gilbert Garcin, un fotógrafo francés dedicado al fotomontaje con un enfoque surrealista, y Arthur Tress, un fotógrafo estadounidense que exploraba los sueños de las personas y creaba fotografías basadas en ellos.
Estos artistas visuales y fotógrafos han dejado una marca en mi trabajo, ya que comparto su fascinación por lo irreal y siempre busco reflejarlo en mis obras. Además de ellos, también han influido en mi trabajo artistas como Paul Delvaux, Joseph Cornell, Robert Rauschenberg, Dino Vals, Luz Letts, Jonas Burgert, Gary Epting, Robert Riggs, Leonora Carrington, Remedios Varo, Dave McKean y Roj Friberg, entre otros. Cada uno de ellos ha dejado su huella en mi forma de ver y crear arte.
– ¿Cómo ha evolucionado su perspectiva sobre el desnudo y el tratamiento de la figura femenina en su obra a lo largo del tiempo?
– Cuando era niño, recuerdo que mi padre tenía una afición por las revistas Penthouse o Playboy, las cuales guardaba en algún lugar. Sin embargo, las descubrí por casualidad. En una ocasión, mientras estaba en la primaria, una profesora nos preguntó qué queríamos ser cuando fuéramos grandes. Levanté la mano y expresé mi deseo de convertirme en fotógrafo de Playboy. Este comentario generó un gran revuelo en la clase, siendo una experiencia muy emocionante para mí.
Aunque siempre he sentido una fascinación por la figura femenina, me he dado cuenta de que el desnudo puede ser muy manipulador y reducir al cuerpo a un simple objeto. Por esta razón, procuro ser moderado con los desnudos y también me abstengo de abordar el tema de los niños en mis obras. Considero que es un asunto delicado y prefiero no involucrarme en él.

– ¿En qué estás trabajando ahora mismo?
– Me preocupa cómo dar a conocer mi trabajo y presentarlo a los demás. Aunque sé cómo realizar mi trabajo, no sé cómo comercializarlo. Me gustaría publicar mi obra en un libro o varios libros de fotografía. Previo a esto, obtuve un premio que me permitió exhibir mi trabajo en la galería Tres y 3, lo cual representó una gran oportunidad. Sin embargo, es una experiencia distinta cuando la gente tiene mi obra en sus manos. Considero que es menos efímero cuando alguien toma la obra porque desea explorar su contenido. Me resulta fascinante que el espectador experimente esa curiosidad. Por eso, pienso que los photobooks resultan más interesantes que las exposiciones. Estoy trabajando en hacer realidad esta idea mediante mi proyecto en el fotozine. He creado un fotozine, aunque por ahora solo hay uno.
– ¿Qué está leyendo en este momento?
– Soy un apasionado de los relatos de Julio Cortázar, el I Ching y Poesía Vertical de Roberto Juarroz. También me sumerjo en entrevistas de fotógrafos y artistas en internet, además de leer artículos sobre el tema. He intentado comprender el mundo de los NFT, pero aún no lo comprendo completamente. Investigo y estudio el tema porque un amigo me sugirió rentabilizar mi trabajo a través de esta alternativa, pero lo que he visto me parece mediocre. Me resulta difícil comprender cómo algo tan sencillo puede tener tanto valor. Verdaderamente, este mundo está enloquecido. Me esfuerzo al máximo para entender todo lo que está sucediendo en la actualidad, incluyendo la inteligencia artificial y todo lo relacionado con ella.
Hablemos de la historia detrás de estas imágenes

Mi proyecto actual no tiene un nombre en particular. Consiste en un espacio abierto, una azotea, donde destaca un cuadro en el centro. Es común encontrar cuadros dentro de cuadros en mi trabajo, aunque no sé exactamente por qué. Siempre me ha fascinado esa idea. En la película «El Gran Hotel Budapest» de Wes Anderson, también se pueden apreciar cuadros en todas partes. En mi caso, crear composiciones con cuadros dentro de cuadros es una parte fundamental de mi trabajo, aunque al principio lo hacía de forma intuitiva, con el tiempo se convirtió en una elección consciente.
Mis obras suelen tener un ambiente nocturno y en esta serie en particular, a pesar de que el cielo es oscuro, se crea una especie de escenario teatral. Me viene a la mente un recuerdo en el Teatro Universitario, cuando esperaba a la madre de mis hijas mientras ensayaba para una obra. Mientras esperaba, observaba todo el escenario y la escenografía. Luego, al ver mis obras, recordé esa experiencia y sin darme cuenta, la plasmé en mi trabajo. Fue un descubrimiento sorprendente para mí.
En esta serie, destaca un ojo mientras que el resto de las personas tienen los ojos vendados. Esto genera una interesante ambigüedad y siempre busco crear ese tipo de conflicto interno en mis piezas para fomentar especulaciones y recibir cualquier tipo de comentario. También hay un personaje con una señalización, algo que surgió de manera azarosa. Originalmente, era el rostro que dibujé y al que le añadí un velo. Agrego muchos detalles dibujados, ya que, para mí, la fotografía es una proyección del ojo y el espectador debe crear una experiencia a partir de la nada. Por lo general, mi lienzo está en negro y es allí donde transformo y modifico las piezas. Esta serie se gestó de manera espontánea y siempre me ha interesado el elemento de lo espontáneo en mi trabajo.

Aquí aparece una figura humana junto a un burro, todo ello resultado del azar y de mi juego de asociación y combinación de elementos fotográficos. Además, incluyo mi tratamiento manual con el lápiz Wacom para dar vida a mis dibujos. Me gusta segmentar al personaje y lograr que luzca real, y las nubes también son un elemento recurrente en mi trabajo.
Siempre me ha cautivado el efecto de las luces barridas, ya que es una forma de representar el paso del tiempo en una obra bidimensional. A través de estas dos dimensiones, se pueden plasmar muchas cosas, pero lo hermoso radica en comprender que en un momento específico se puede evidenciar la transición del tiempo en algo que solo tiene dos dimensiones. Es una manera fascinante de representar el tiempo, algo que encuentro sumamente interesante y enriquecedor. Al observar este tipo de elementos, puedo percibir la duración de un tiempo determinado, ya sea un segundo o toda una vida.
Con relación a los rostros, me gusta que sean ambiguos, y empleo el filtro Motion Blur para crear efectos de barrido que simbolizan la temporalidad. El tiempo es un elemento crucial en mi obra y se manifiesta en diversos rincones de ella. Incluso el hecho de que algunas piezas se encuentren en ruinas refleja cómo el tiempo ha pasado y las ha dejado abandonadas y descuidadas.

A veces me doy cuenta de que confino a las personas en un espacio similar a un búnker, un lugar desagradable para estar. Se encuentra en ruinas, sucio, con texturas de humedad en las paredes. He capturado fotos de estas texturas y les añado perspectiva. Esto ha dado lugar a una serie que evoca la sensación de estar en un calabozo o sótano. Durante mi trabajo en estas imágenes, a veces pienso en El Helicoide. Es terrible lo que ocurre allí y, al trabajar por la noche, siento un profundo dolor porque parece que nadie recuerda a las personas que están siendo torturadas. Este espacio me conmueve mucho, ya que el confinamiento y la decadencia generan una gran tensión. Eso es parte de lo que inspira esta serie.
Siempre hago referencia a la fotografía, ya que es una obsesión para mí. En esta serie en particular, la presencia constante de una cámara fotográfica es notable. En cuanto a los rayos de luz, a veces me planteo preguntas. Es un tema un tanto audaz por mi parte, ya que implica jugar con lo metafísico y lo surreal. Representarlos es mi atrevimiento y quizás resulte un tanto ingenuo, pero es una forma de explorar lo metafísico.
**Más sobre el trabajo de Asdrúbal Salazar en @asdrubalsalazar / https://www.flickr.com/photos/azzahr/